jueves, 28 de mayo de 2009

Mi caminata por la alfombra roja de Cannes (hace tres años)

Previo a la proyección

Cuando lancé este blog y le pedí opiniones a algunos amigos, Filmranch me comentó que el blog está bien, pero que el título puede ser mentiroso porque lo que menos hay aquí son crónicas. Creo que esto es cierto porque desde hace un par de años he estado un poco alejado del mundo del cine (algo que espero que cambie pronto); pero como he estado nostálgico recordando la época en la que era mucho más optimista con respecto al cine venezolano, quería compatir una pequeña crónica de lo que ha sido hasta ahora una de las experiencias cinematográficas más importantes en mi (¿corta? ¿casi inexistente?) carrera: el pase por la alfombra roja de Cannes.

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Se dio a propósito de uno de los pocos cortos que he dirigido: Atenea y Afrodita. Un cortometraje que pude hacer gracias al apoyo del CNAC, y que pensé que hasta cierto punto me abriría las puertas para la dirección de otros cortos, o tal vez entrar a la cerradísima rosca de la dirección de comerciales. El tiempo ha demostrado (al menos hasta ahora) que estaba equivocado; pero esta crónica trata sobre la época en que todavía no tenía esto claro.

Atenea y Afrodita se hizo con el duro trabajo de mucha gente. Cada uno de ellos puso todo su empeño para que el proyecto se hiciera, y muchas veces lo hicieron Ad Honorem (algo con lo que incluso bromeaba Carlos Olivier, quien ya no está con nosotros). Tuve la oportunidad de trabajar con un reparto de lujo encabezado por Eliana López, Mariana Carlés y Edgar Ramírez. Incluso los actores secundarios fueron de lujo: Carlos Olivier y Alicia Plaza. Nada mal para un director que hacía su primer corto desde que salía de la universidad.

Hacer el corto no fue fácil para mí tampoco. En ese momento tenía dos trabajos: entraba a La Mega a las 5:45 am para escribir en El Show de la Mañana hasta las 9 am, y luego de 10 hasta las 6pm escribía en Radio Rochela en RCTV. Para la producción pedí la semana libre en ambos trabajos, pero cuando llegó el momento de postproducir, además de la doble jornada laboral, terminaba el día editando o haciendo la postproducción de sonido desde las 7 hasta las 12 de la noche. Eso significó varias semanas de 8 horas de sueño (toda la semana, no al día).

Adempás, invertí mis utilidades de ambos trabajos (dos años consecutivos) en pagos diversos de la postpro del corto. Digo, sólo para que sepan. Pero al final, con este viaje a Cannes, todo valió la pena.

La alfombra roja

Luego de un agradable estreno en la Cinemateca Nacional y que Eliana ganase el premgio a la Mejor Actriz en el Festival Manuel Trujillo Durán, recibí la agradable noticia de que mi corto había sido seleccionado como parte de la muestra venezolana a exhibirse en la sección Tous les Cinémas du Monde del Festival de Cannes. Luego de muchos preparativos fuimos y la verdad quedé deslumbrado con todo lo que ocurre en el Festival, no tanto por el "faranduleo" sino por la posibilidad de ver cómo se "bate el cobre" en un mercado como el Marché du Festival. Creo que la mayor parte de mi tiempo lo pasé deambulando por los pasillos del Palais viendo cómo se mueven los distribuidores para vender sus películas.

Según había dicho Gilles Jacob, el presidente del Festival, parte de la idea era sumergir a los jóvenes cineastas en el ojo del huracán, y hacerlos sentir como celebridades. Por esta razón fuimos invitados al estreno de la cinta Flandres de Bruno Dumont. Y llegó la noche del estreno, y todos estábamos en el Hotel, vestidos con smokings (en mi caso, alquilado en Montalbán) y pasamos a ser recogidos por unas camionetas Renault.

En principio no cabíamos todos, puesto que los conductores se habían confundido pensando que iban a buscar a 9 personas. Aunque éramos nueve, cada uno tenía dos entradas, así que en realidad éramos dieciocho. Por cierto, que casi todos los directores habían ido acompañados de alguien (novias, hermanas, amigas, esposas). Como yo fui solo, y para no perder la entrada, invité a Joanneska Grossl, quien formaba parte de la delegación del CNAC en el evento.

Las camionetas tuvieron que hacer dos viajes. Joaneska y yo fuimos en el segundo. Terminamos llegando justo a la hora y comenzamos a caminar por la alfombra roja, junto a la delegación del CNAC y Dianushka de Andrade, coordinadora de la representación de Cines du Sud (películas latinoamericanas y africanas en el Festival).

Lo primero que me llamó la atención es la cantidad de fotógrafos que comenzaron a bombardearnos con flashes. La situación me intimidó un poco, puesto que no nos daban paso. Además, los tipos parecían haberse enamorado de Joaneska (con razón) y terminé por perderme del resto de la delegación. En realidad el asunto me tenía un poco tenso y comencé a caminar rápido. Vi delante de mí a una mujer que creí que era parte de la delegación y me dispuse a alcanzarla en la alfombra cuando súbitamente siento un brazo que me detuvo. Me volteé y era Dianushka, quien me dijo que la delegación estaba esperando su anuncio para salir.

En ese momento los parlantes dijeron en francés: "damas y caballeros, con nosotros la actriz norteamericana Meryl Streep". Rayos, y pensar que yo casi me coleo y entro con ella. Eso sí me habría hecho noticia.

Luego del paso de la leyenda por la alfombra, anunciaron a la delegación venezolana. Allí comenzamos a pasar todos (novias, hermanas, esposas y delegadas del CNAC incluídos). El anunciador nombró a José Velasco, Alberto Arvelo y Franco de Peña como directores de largometrajes. Aunque supuse que todo quedaría allí, el anunciante me sorprendió y comenzó a nombrar a los "cortometrajistas" Gustavo Rondón, Carmen L'Roche, Jorge Hernández Aldana, Carlos Caridad Montero (Carlanga), Jürgen Jencquel (así se llama Tuki), Joel Novoa y Harold López Ga... Garroz. ¿En serio? ¿El anunciante francés se va a volver un ocho con mi segundo apellido, precisamente el de origen francés?

En fin, que nos tocó pararnos y "posar". Vi a mi alrededor y la mayoría de los cineastas se mostraban cómodos y tranquilos. Yo, tenso, incómodo y sin saber qué hacer con mis manos mientras veía las decenas de cámaras disparando. La tortura duró apenas un par de segundos y finalmente llegamos a la entrada del Palais. Me volteé para ver la alfombra roja ya desde arriba, y Carlanga, que está a mi lado, me comentó "recuerda este momento; es una de esas cosas que jamás se olvidan".

Luego me quitaron la cámara y finalmente entramos al Palais a ver la película. La verdad fue un momento surreal y estaba un poco incrédulo con todo lo que pasaba. Justo detrás de nosotros venían el director y el reparto de la película, oportunidad que pocas veces uno puede apreciar. Al entrar al cine tuve flashbacks a los cines que existían antes en Caracas: Radio City, Altamira... Esas salas inmensas que han desaparecido. Allí me di cuenta de lo acostumbrados que estamos a esas minisalitas Multiplex que nos han metido los centros comerciales.

Total que pasamos y no me creía el asunto. Creía que en cualquier momento va a llegar alguien a decirnos que no debíamos estar allí. Y no pasaron un par de segundos cuando llegó un acomodador, quien en inglés (pero con acento francés) me dijo que efectivamente, no debíamos estar allí. "Estas entradas dicen que ustedes deberían estar en el palco presidencial", dijo el tipo. Yo creo que no le he entendido bien, pero me muestra las entradas y evidentemente dicen "palco presidencial". El acomodador nos llevó hasta el palco y nos sentamos. Al ver a toda la delegación allí me tranquilicé, pero aún tenía esa sensación de que era un error y de que no deberíamos estar allí.

Y no pasaron un par de segundos cuando llegó una acomodadora y nos dijo que debíamos "movernos de nuestros asientos". Yo tomé el asunto como normal, pero ella se excusó y nos dijo "es que dos miembros del jurado no han podido ver la película todavía y han llamado diciendo que vienen a esta función. ¿Se podrían rodar dos asientos hacia allá?". Yo en este momento me sorprendí. ¡Voy a ver la película sentado junto a dos miembros del jurado! ¿Quiénes serían? ¿Tim Roth? ¿Mónica Bellucci? ¿Helena Bonham Carter? ¿Samuel L. Jackson? ¿Podría escuchar un "this a motherfucking piece of art" en la oscuridad?

Luego de que Dumont y el reparto fueron recibidos con aplausos, se apagaron las luces y comienzo a creer que los miembros del jurado no van a aparecer. La cinta está por empezar, justo cuando abre una pequeña compuerta y por el halo de luz entra una pequeña figura que me resulta absolutamente desconocida, seguida de una pequeña chica de jeans y blusa negra ajustada. Una chica delgadita, pero muy linda... Y asiática... Y... ¡Dios mío es Zhang Ziyi! ¡Voy a ver la película con Zhang Ziyi!

Le comenté a Joaneska y ella me confirmó que no estaba alucinando. Maldije a seguridad por haberme quitado la cárama y a partir de allí hice lo imposible por controlar las ganas de acercármele como fan enamorado a decirle que me parece hermosa, una gran actriz y que he visto todas sus películas. Finalmente comienza Flandres y escucho algunos susurros y sonrisas de Zhang. :)

Con respecto a la cinta... Bueno, a decir verdad, el hablar de esta experiencia del 2006 y darme cuenta de que no he hecho más nada a nivel cinematográfico en estos últimos tres años de mi vida, me quitan las ganas de criticar la película. Creo que convertirme en crítico decretaría que oficialmente dejé de hacer cine. Además, no estudié para hacer crítica, y considero que lo último que necesita la blogósfera venezolana es otro cineasta frustrado con aires de crítico. Mejor abro Celtx y a me pongo a trabajar en algún proyecto. Espero pronto poder contar alguna crónica más reciente.

1 comentario:

  1. Harold, no había leido esta crónica, que lindos recuerdos,¿verdad? Y Carlanga, tenían razón, nunca se olvidan!!!!!!

    Con relación a la frustración con el cine venezolano, qué decir... ¿será que nacimos en el país equivocado?...yo creo que no (o al menos me niego a tirar la toalla, por ahora...), y por eso, lo que más me gustó, fue el final de tu crónica, a teclear......

    Un abrazo, Joaneska.

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